Torrijas

Torrija hecha por mi madre. ¡Rica, rica!

 Me encantan las torrijas.
Para que os hagáis una idea, lo mío podría ser como lo de Triki (el de Barrio Sésamo) con las galletas. ¡Soy la monstruo de las torrijas! Me podrían contratar como catadora y creo que lo haría muy bien y aunque así no fuera... ¡cómo iba a disfrutar comiendo torrijitas!

Torrija de mi tía Carmen

Si solo hubiera una torrija y la tuviera que compartir... lo haría. Pero, por favor, que nunca tenga que pasar por una prueba tan difícil.

Torrija de Blanqui, mi suegra.

 Mi madre cada año para el Día del Padre prepara torrijas. Pero hubo una vez que estaba de viaje y no pudo hacérmelas. Mi suegra tampoco estaba, así que decidí hacerlas yo. Era mi primera vez. Esto fue hace unos años, cuando no vendían torrijas en las panaderías ni en las pastelerías. Asín que dije, ¡pues me las hago yo! Tenía todos los ingredientes necesarios: leche, canela, pan, azúcar, huevos y harina... ¿Harina?... pues sí, harina. Me sonaba que mi madre las rebozaba así. La cosa es que me puse manos a la obra. Empapaba la rebanada de pan en leche, la ponía en el plato de la harina y ¡zaska! la torrija era succionada en un momento por la harina. La mitad del pan se me quedaba pegado en el plato, la harina se quedaba llena de grumos... Conclusión: para cada torrija necesitaba un plato de harina. Usé ¡dos paquetes de harina! De hecho, yo misma quede rebozada. No he estado "más blanca" en mi vida... De cómo quedó la cocina no pienso hablar.
Al final, y a pesar de todo, las torrijas estaban buenas; aunque ese mismo día, cual Escarlata O'Hara, dije: "a Dios pongo por testigo que jamás volveré a hacer una torrija".

Bandeja de torrijas de mi madre

 Mi sobrina Carlota descubrió el martes pasado mi pasión por las torrijas, y todo fue porque, mientras comíamos en casa de mis padres, ella y yo habíamos terminado y mi madre dijo "hay un postre muy bueno"... Me imaginé que eran torrijas, así que recogí tan rápida la mesa, que le quité el plato a mi madre que aún no había terminado de comer... La verdad es que no me di cuenta, pero es que es oír la palabra torrija y "se me nubla la mente"...

Torrija comprada para celebrar el cumple de Luisa.

Las torrijas me gustan de todas las maneras, hechas con pan de hogaza, con pan de brioche, con pan de molde; bañadas en leche, en almíbar, con miel, o solas... me da igual, todas me encantan. Mis amigos lo saben, así que nunca podré olvidar las que me hizo Anabel en la primera cena que tuvimos todos la amigos después de que mi hermano falleciera.

Torrijas de Pilita, la abuela de Carlota. Estas aún no las he catado

En Logroño comer torrijas solo era costumbre en el Día del Padre; en el resto de España son dulce típico de Semana Santa, así que afortunadamente -cosas buenas de la globalización- se nos está pegando la costumbre, y tengo oportunidad de comer torrijas más veces.

David, dándome envidia.

Y a vosotros ¿os gustan las torrijas?