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Amigo invisible

Todos los regalos de este año del amigo invisible.

Supongo que todos vosotros en un momento determinado, habréis hecho alguna vez, el "amigo invisible". Nosotros lo hacemos todos los años. Antes lo celebrabamos con los amigos en Nochevieja, pero como cada vez nos es más difícil coincidir todos, lo hacemos cuando nos viene bien. Hace un par de años "nos vino bien" coincidir todos en Jaca y allí lo hicimos...

Rubén y el resto de los amigos llevan haciendo el "amigo invisible" desde tiempos "inmemoriales". Incluso antes de que yo existiera, ya se hacían regalitos... ¡Vamos a ver, vamos a ver! Voy a explicar un poco mejor esta última frase, que luego mis amigas se enfadan conmigo y "me hacen el vacío".
Antes que de yo existiera, no es literal, lógicamente. Quiero decir, antes de que yo conociera a Rubén, pero todo el mundo sabe, que yo soy muchísimo más jóvenes que todas ellas, por lo menos, por lo menos, tres o cuatro años... y eso a ciertas edades "se nota mucho".

El amigo invisible lo han y lo hemos celebrado en diversos sitios, al principio ellos lo celebraban en el Junco, no se si en los tiempos de las mesas camillas o de las palmeras, alguna vez en Murillo, otras los hicimos en la buhardilla que tenía Rubén, también en casa de Susana, en Jaca y llevamos muchos años haciéndolo en la bodega de los padres de Susana.

Nosotros hacemos el sorteo de un año para otro, con el fin de que si nos vamos de vacaciones y vemos un regalo adecuado, lo compremos. Y así no tener que salir deprisa y corriendo en el último momento. ¿Pero sabéis que hacemos, verdad? Salir deprisa y corriendo casi todos.

Papeletas con nuestros nombres para el sorteo.
En ocasiones (y no ha sido ni una, ni dos, ni tres...) la hemos líarla parda. Es decir, dos amigos han regalado a la misma persona y otra se ha quedado sin regalo. Algunas veces lo hemos podido resolver. Una vez, Nando y yo compramos al mismo Alfonso, y el otro Alfonso se quedó sin regalo. Así que deprisa y corriendo, fuimos a otra habitación y decidimos cómo repartirlos. Otro año, Mª Pilar y Domingo no pudieron venir y dió la casualidad que nos volvimos a liar:  ninguno de los dos tuvieron regalo. Por el contrario Rubén y Luisa los tuvieron por partida doble.

Si hay un lío que nos amenaza todos los años, como la espada de Damocles, es la pérdida del papelito con el nombre del amigo invisible a regalar. Da igual donde lo guardemos, siempre hay alguien que lo pierde. Pero un día encontramos la solución. En el papel con los nombres, viene también el teléfono de Agustín para que, acabado el sorteo, le llamemos y él, como fiel notario, apunte quién regala a quién. Así que cuando alguien se olvida solo tiene que llamar a Agus.

Papeletas para el año que viene.

Este año celebramos el amigo invisible a mediados de enero. Días antes cuando le contaba todas estas anecdotas a Andrea, mi compañera, le decía que ya nunca más nos podríamos confundir... ¡Cuán equivocada estaba!

Rubén y yo guardamos en una cajita los papelitos, siempre en el mismo lugar, año tras año. Cuando llegamos a casa después del sorteo lo dejamos ahí e incluso a veces si se nos ocurre alguna idea para regalar lo apuntamos en el papel.  Este año Rubén regalaba a Pili y yo a Nando. A Pili, Rubén le compró una litografía de Logroño porque vive en Zaragoza y así lo tiene más presente. Yo andaba totalmente perdida, ya le había comprado un libro de Leonard Cohen pero quería regalarle algo más. Afortunadamente, una semana antes de la celebración, en una cena, Nando y Luisa hablaron que querían comprarse una maleta y pensé ¡eureka, ya se que regalar! 

Rubén me preparó unas pegatinas para el envoltorio, que como se ve más abajo quedó muy chulo. Eran las doce de la noche del día antes de la cena, cuando fui a buscar el papelito para ponerlo en el paquete.


El regalo para mi amigo invisible.

Y de repente ¡sorpresa! en el papel no ponía Nando sino Alfonso. ¡Madre mía, madre mía! Un color, se me iba y otro me venía. Me entró la risa floja. La única solución que se me ocurria era hablar a la mañana siguiente con Ana, la mujer de Alfonso, para preguntarle si la maleta sería un buen regalo para él o salir corriendo a buscar otro regalo. Vaya noche más larga. No pasaban las horas; vi las 3, las 4... , a las 9.30 ya estaba con el teléfono en la mano para hablar con ella. La maleta le pareció una buena opción, así que ese fue el regalo para mi amigo invisible  junto a alguna otra cosita que compré por la mañana. Buff, que mal lo pasé.

Todo el mundo me preguntaba, después del reparto y comentarles la anécdota, que por qué no había llamado a Agustín. La respuesta era bien clara: "Yo sabía que era Nando, no tenía ninguna duda". Y sí, Nando era mi amigo invisible, pero el año pasado.  

Los regalos fueron muy chulos, nos los pasamos genial, nos reímos muchos, hicimos el sorteo para el próximo año... Pero en fin, que seguro que la próxima vez la volvemos a liar.

Los amigos invisibles con los regalos.

4 comentarios:

CristiOvi,  20 de marzo de 2012, 1:01  

Muy interesante!! Porque no nos dices el nombre que te ha tocado y el año que viene te lo podemos chivar. ¡Si no se va a enterar nadie!!

Vicky 20 de marzo de 2012, 1:07  

Si no hace falta... Si yo me acuerdo... pero bueno ahí va mi amigo invisible es... es... upsss voy a mirar el papelito.

Pili,  20 de marzo de 2012, 15:30  

Prima, recuerda tirar el del año pasado, que yo también me e liado con el año. Por guardarlos todos juntos y no alcordame de tirarlo.
Un beso.

Anónimo,  23 de marzo de 2012, 19:33  

Pa habernos matao. Sois super originales , me encantan tus historias.MªElena

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