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El último tren


Fachada de la antigua estación de ferrocarril de Logroño
Buscando fotos de un Logroño no muy lejano para una nueva entrada del blog, encontré un montón de fotografías de la antigua estación de ferrocarril. Nosotros hemos viajado mucho en tren y nos han ocurrido muchas anécdotas. Así que, con la excusa de contar lo que hemos vivido, pongo las fotos que hace años hizo Rubén.


Yo empecé a usar el tren cuando estudiaba en Zaragoza. Aquellos trenes que paraban en todas las estaciones y apeaderos, que nunca sabías a qué hora salían, ni por supuesto a qué hora llegaban, pero eso sí, siempre, siempre con retraso...

Todas las huelgas de la Renfe, las hemos sufrido nosotros. Esas famosas huelgas que convocaban en los días claves de las vacaciones. O esas intermitentes que te dejaban parado en mitad de la nada. Una vez nos pilló una que duraba una hora, de 8  a 9 de la mañana. Como supondréis en ese tramo horario, nosotros teníamos que coger un tren, para ir a Madrid y enlazarlo con otro a Jerez, la única solución que nos dieron fue devolvernos el dinero y que nos fueramos en autobús.


De vacaciones hemos ido muchísimas veces en tren, a nosotros, la verdad nos gusta mucho. A Rubén no le gusta conducir, a mí sí, pero hacerme viajes largos me da pereza. Una de las estaciones que más hemos frecuentado a parte de Atocha y Sants es la de Reus. Aquí lo más curioso que nos ha pasado es salir dos veces en el mismo día, en el mismo tren, de la misma estación. El tren salía a las 8 de la tarde. Llegó puntual y partimos sin problemas. Un ratito más tarde el tren paró. Por supuesto ni una sola explicación del motivo, después de una hora parados, comenzamos a volver por donde habíamos venido y a las 10 de la noche estábamos otra vez en la estación de Reus. ¿Qué había ocurrido? Un accidente en la misma vía por la que teníamos que pasar nosotros y la única solución fue volver a Reus y coger otra vía.


Otra vez, ya cerquita de Lérida (lo que ahora viene siendo Lleida), una noche de tormenta de verano cayó un rayo en nuestra locomotora. Y allí nos quedamos más de una hora a oscuras, sin aire acondicionado y, claro está, sin ningún tipo de información. Tuvimos que esperar a que llegara otra máquina para continuar el viaje. ¡Qué bonitos se veían los rayos y relámpagos desde nuestros asientos!

Hace pocos años, cuando mi tío Antonio estaba pachuchito fuimos a verlo a Sils, desde Salou. En Barcelona hacíamos transbordo, nos bajábamos en la última parada, Sants. Por aquel entonces mi madre tenía mal las rodillas y andaba muy lenta. Cuando íbamos a bajar al andén, el tren apagó las luces y arrancó, así que no nos quedó otra que tirar del freno de emergencia. ¡Vaya como frenan los trenes! ¿Nunca habéis frenado uno? Pues oye, que mola... vamos mucho, mucho, no, pero... tiene su cosa.


Ya en el tren camino del Sils todo fue como una rosa...  la próxima estación era la nuestra, faltaban menos de 5 minutos para llegar y el tren... se paró (no podía ser de otra manera yendo Rubén y yo). Había un pequeño incendio en el vagón de atrás. ¿Y que explicación puede tener que haya un incendio y nos dejen encerrados dentro? Ninguna, a no ser que quisieran hacer una barbacoa con todos nosotros. El veranito, el calor,  dan ganitas de comer carne a la brasa... Menos mal que llegó Protección Civil a "salvarnos", nos traían agua por si empezábamos a deshidratarnos, la carne seca es mucho más dura... pero el agua del tiempo (agosto)  que ellos nos ofrecían no nos apetecía mucho, la verdad... si al menos hubiera habido unos hielitos, una coca cola, no sé... todo reo tiene derecho a una última voluntad y la nuestra no hubiera estado mal que hubiese sido algo fresquito.
Al final llegaron nuestros héroes los BOMBEROS, que nos "evacuaron" a través de una rampa, de uno en uno, a otro tren repleto de gente y maletas que iban al aeropuerto de Gerona y que no entendían absolutamente nada, de quienes éramos y porque subíamos en mitad de ninguna parte a sus vagones... Todo había empezado a las 9.52 h., nuestra llegada a Sils estaba prevista a las 9.56, y acabamos llegando  a las 12.55 h. ¡Toda una odisea!


Como han cambiado los trenes, aquellos trenes que cogía en Barcelona, cuando iba a casa de mi primo Toño y que su destino era La Coruña. La gente con las maletas en los pies, paquetes por todos los sitios, la fiambrera, el mantel y las gallinas en la cesta (uy esto último me parece que es una licencia literaria o una mentira como una catedral). Desde aquellos compartimentos con puertas de madera para 8 viajeros, hasta los trenes de ahora, con servicio de desayuno, comida, enchufes en los asientos y todo lujo de detalles... que lo pagas, pero que te hacen ir muchísimo más cómodo.

Mi hermano siempre me decía que le avisara cuándo iba a ir en tren y en cuál, para no cogerlo él. 

En fin, que estas anécdotas han sido un pretexto cualquiera para colocar en mi entrada las fotos de la antigua estación del ferrocarril, que aún está en nuestro recuerdo.

¿Os ha ocurrido a vosotros alguna anécdota en el tren?

(Nota: debido al formato de las fotos la entrada ha quedado visualmente un poco más rara, pero si pincháis en las fotos las podréis ver más grandes).

5 comentarios:

cpujades 22 de mayo de 2012, 22:47  

Yo si tengo y los Gastón se ríen muchoooooooooooooo de mi por ellas (son 2) ... me niego a contarlas en público que bastante tengo con que unos 26 años más tarde como mínimo aún se me echen en cara...

Vicky 22 de mayo de 2012, 22:50  

Anda Carlo... cuenta al menos una... si total este blog no lo lee casi nadie.

Cruz 23 de mayo de 2012, 9:31  

Yo he viajado mucho en tren porque el autobús no me gusta, y cuando vivía en Ceuta y estudiaba en Zaragoza (en vacaciones largas) los viajes eran larguíiiisimos.
De Zaragoza a Madrid, Madrid-Algeciras, Algeciras-Ceuta (en barco claro).
Viajábamos en literas de seis, yo nunca dormía y terminaba las noches jugando a las cartas con los revisores y bajándome en las estaciones.

Pili,  23 de mayo de 2012, 17:01  

Jo prima, todavía te gusta viajar en tren. Debes de ser un poco masoca.
Es broma, me ha encantado leer tus aventuras.

Anónimo,  23 de mayo de 2012, 20:43  

yo anecdota no tengo, pero si te puedo decir que ultimamente es cuando uso el tren (ya en la estacion nueva) me los ponen para mi solito, ya te pasare la foto que da fe de ello.
Javi

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