¡Que vienen los rusos!

¡Qué ricos! ¡Mi tesoroooooo!

Rusia, el país más extenso del mundo. Cuántas cosas grandes ha dado a la humanidad, la montaña rusa, la ensaladilla rusa, Demi-Rusos y que me decís de esos polvorones de La Estepa ¿rusa, siberiana?.

Pues bien, ayer mis compañeras Nuria y Silvia me trajeron unos RUSOS, bueno… rusos, rusos de Rusia, no eran, pero eran de Alfaro ¿qué queréis que os diga? Yo los prefiero.

A mis “queridos lectores de fuera” tendré que decirles que los rusos son unos pasteles típicos de la Confitería Marcos y que venden en Alfaro, un pueblo a 72 kilómetros de Logroño. Se trata de un pastelito muy frágil, una textura muy delicada, es merengue horneado con mantequilla y azúcar y es un auténtico manjar, se deshace en la boca ¡ainsss, qué buenos!

Trocito de ruso.

Una doce de rusos no pesa más de 200 gramos, ¡pero qué 200 gramos!. Claro ahora vendrán mis amigos los maños, y dirán nosotros también tenemos pastel ruso en Fraga, ¡vas a comparar! pero bueno, que sepáis que si no tengo otro lo degustaré encantada. ¡Si es que, soy de agradecida!

Bien como os decía, ayer Nuria y Silvia me trajeron una cajita para mí, ¡qué buenas que son! siempre que van a Alfaro se acuerdan de mi y me traen de regalito una caja, gracias, gracias, GRACIAS. No sabéis lo feliz que me hacéis.

Ayer comía en casa de mis padres y tuve un acto de generosidad enorme, colosal, sublime, inmenso, realmente desmesurado COMPARTÍ MI CAJA DE RUSOS, no solo con mis padres si no también con mi sobrina. Mis padres y Carlota no los habían probado nunca, yo la verdad, les animé a que no lo hicieran, pero al final se decidieron. El primer ruso lo partí en cuatro, por si acaso no les gustaba, que no se lo comieran a la fuerza, le di un bocadito a mi madre, otro a Carlo y otro a mi padre y ¡maldición les encantó! Al final de la comida solo quedaron dos, en honor de la verdad diré que mi madre, se comió uno, mi padre otro, Carlota creo que dos… y en fin yo soy de letras y lo de sumar lo llevo fatal y ¡qué mas da los que me comí yo! ¿no eran míos? He de decir que yo no soy nada egoísta y comparto todo lo mío sin problema, (¡a Rubén no!) pero claro, si hablamos de rusos, me convierto en Golum  MIIII TESOROOOOO.

Así que ya sabéis amiguitos si alguien un día se levanta y dice: “voy a hacer feliz a Vicky”, pues se va a Alfaro y me trae unos rusos, pero como yo tan buena, tan buena, y no queréis gastar gasolina pues podéis ir a Garpesa que a falta de Rusos de Alfaro me como con igual, bueno con parecida ilusión. Pero esos si, no me los compréis en Iturbe que esos están muy tostados y no me gustan.

Y ahora os voy a dejar, no sin antes agradecer a Nuri y Silvia, que me hayan dado la idea para escribir esta entrada y a Rubén por recordarme las grandezas que los rusos han aportado al resto del mundo y que a él se las enseñó Eugenio “saben aquel que diu...”