El Castillito

Etiqueta de Moscatel El Castillito. Chipiona

A finales del siglo pasado concretamente en 1994 Agustín y Jaime tuvieron a bien llevarnos al mejor sitio de Chipiona. No, no es el Santuario de la Virgen de Regla, ni el Faro (el más alto de España), ni los corrales, ni el monumento de Rocío Jurado, es... El Castillito.

Como ya os dije en mi anterior entrada "volando voy, volando vengo"  El Castillito es una bodega cuya especialidad es el vino moscatel y no me puedo imaginar una visita a este pueblo sin ir a tomarme una copita. 

Fachada de "El Castillito". Chipiona 2006

Vosotros, me supongo que igual que yo hasta que conocí este lugar, pensais que todos los moscateles son iguales, unos más buenos que otros, pero del mismo color. ¡Cúan equivocados estáis!  Gracias a esta bodeguita descubrí el "desconocido mundo del selecto vino moscatel". En la pizarra anuncian, sus especialidades en pasas, todos son exquisitos, ¡eso lo aseguro yo! aunque también lo ponga en el cartel.

Carteles de Moscatel en El Castillito

La primera vez que entramos allí, no había barra de bar, solo cajas de cervezas y cocacolas que hacían de mostrador. Cómo nos gustó tanto el sabor y nosotros somos tan buenos y generosos, decidimos llevarnos unas botellitas para compartir con la familia y los amigos de Logroño. Pero nuestra sorpresa fue cuando el dueño cogió un par de botellas de plástico que tenía en un barreño a remojo y dos tapones de plástico ¡que aún recuerdo que eran de Fido Dido! las lavó un poco más y nos las llenó de moscatel. Unos años más tarde mejoró el servicio y aunque las botellas seguían siendo de plástico, no eran "recicladas" y los tapones  eran "a estrenar". ¡Un lujo, vamos! Ahora la cosa ha cambiado, el moscatel ya viene en botella de cristal. Aunque aún les queda pendiente el tema de la etiqueta, pero a mí me encanta la que tienen.

Panorámica de la bodega El Castillito

Cada vez que tenemos un encuentro en Jaca, Zaragoza o Logroño con Agus y Jaime, ellos se encargan de traer el moscatel; eso si, en cantidad suficiente como para que sobre y nos lo podamos llevar a casa y disfrutemos del moscatelito algún tiempo más.  Las sobremesas siempre son más agradables con una copita de este vinito. Todas las vacaciones que hemos compartido con Agustín, Jaime y Susana terminan cada noche en una habitación todos juntos, alrededor de una botellita.

La verdad es que, hasta que mi hermano Toño fue al Castillito, estas que os he contado eran las únicas anécdotas del lugar. Pero hay un antes y un después de la visita de mi hermano a la bodeguilla. Toño fue hace unos años a trabajar a Cádiz durante una semana, Agustín y Jaime le dijeron que fuera a comprarme moscatel, para hacerme la hermana más féliz del mundo. Así que llegó a Chipiona con la intención de comprarme unas botellitas; como no sabía como llegar a la bodega, ya que está en el centro,  le preguntó a una chipionera. Ella llamó a su hijo para que le indicara cómo hacerlo. El chaval vino aunque estaba trabajando... vino con el uniforme... vino con el coche de la empresa... era... polícia local. Le dijo a mi hermano "sígueme" y le llevó hasta la puerta, por calles peatonales y  direcciones prohibidas. Toño contaba que llegó alucinado y escoltado hasta el Castillito, ¡toma nivelazo!  Le gustó tanto el pueblo que lo hizo su cuartel general durante 5 días. Visitó toda la provincia, pero cada noche iba a tomarse su moscatelito. 

Lisboa 2005. Risas alrededor de una botella de Moscatel El Castillito.

El dueño, que ahora sé que se llama Manolo, gracias a mi hermano, es un hombre parco en palabras: dice lo justo y necesario. Sin embargo, no sé que hizo Toño que cuando volvió a Logroño sabía que tenía un hijo en la Universidad, un cuñado Guardía Civil y no sé cuántas cosas más. Agus y Jaime no daban crédito; ellos desayunan en el mismo bar que él y su mujer,  y lo ven cómo le dice a ella que le unte la tostada por señales, sin hablar (¡plas, plas!).  Ese mismo año, antes de Navidad, en una cena con sus alumnos de encuadernación, mi madre llevó una botella. Todo el mundo alucinó y todos querían más. Así que hicimos un listado y un día Toño llamó a "su amigo" Manolo. Tres días más tarde un chico de una empresa de transporte llamaba a casa para decir que tenía 20 cajas de moscatel y le extrañaba que el pedido fuera para una casa y no un bar. Mi hermano le respondió "sí, es que en esta casa nos gusta mucho el moscatel". ¿Os imagináis la cara del chico? 

Disfrutando del Moscatel de Chipiona en El Castillito.

Mi hermano era el encargado de hacer el pedido cada año, así que no se como eran sus conversaciones.  Pero el primero que faltó me dijo mi madre que llamara yo. Y aquí descubrí al Manolo que conoció Toño. LLamé a última hora de la tarde, y no estaba. Me cogieron el recado y me dijeron que me llamaría, y lo hizo...  ¡a las doce menos cuarto de la noche! Le conté por encima quien era y que mi hermano había fallecido, ¡en qué hora! ... 20 minutos al teléfono, primero diciéndome que lo sentía mucho, que iba a rezar por él, pero que si yo pasaba por Chipiona, le llevara una foto de mi hermano para "rezarle mejor" y ya de paso me contó que su cuñado también estaba enfermo, ingresado en el Puerto de Santa María, tenían que operarle de algo, estaba jubilado y no se porqué motivo tenía que pagar la clínica. Manolo se ofreció a dejarle 3000 euros, pero su cuñado no quiso, el no sabía muy bien como iba a terminar todo aquel asunto... Llegados a este punto, vosotros diréis:  "¡y a mí qué me importa!" ¿verdad? Pues eso mismo pensé yo desde el minuto uno.  Cuándo se lo contaba a Agustín y Jaime, se lo creyeron porque era yo quien se lo decía, que si no...
Estas últimas Navidades volví a llamar. Solo estuvimos 10 minutos. Cuando le indiqué el número de cajas que quería me dijo: "Mira, te lo voy a explicar a ver si lo entiendes". Yo estaba impaciente por saber qué era lo que me iba a contar y si sería capaz de entenderlo. "Yo te doy el precio con el transporte incluído, y tu lo que tienes que hacer es una transferencia al número de cuenta que yo te diga. ¿lo has entendido?" ."Creo que sí" contesté convencida de que o me estaba hablando en clave (he visto muchas películas) o que algo se me escapaba, porque en principio era muy fácil de entender, ¿verdad?. Hacía la transferencia y él me envíaba el moscatel. Bueno, realmente no por ese orden, porque él me dijo que me hacía el envío al día siguiente y que yo ya haría el ingreso.

El Castillito y yo

Como podréis imaginar esta conversación no duró 10 minutos. La charla se alargó cuando le dije que me llamaba Vicky ¿a qué no parece que mi nombre pueda dar mucho de si?. Pues lo dio. Él también tenía una amiga que se llamaba así, solo era amiga, nunca había tenido nada con ella, era profesora en Sevilla y se había separado del marido, ¡es que ahora la gente se separa por nada! ... Hacía tiempo que no hablaba con ella pero seguro que ya había rehecho su vida... Ya supongo que esto tampoco os interesa, ¿no me equivoco, no? Pero que sepáis que en este blog estamos para lo bueno y para lo malo y si yo me tragué semejante rollo, pues vosotros no vais a ser menos. 

Botellas de Moscatel.

El otro día cuando fuimos a verle, no le llevé foto de mi hermano, ¡qué mala soy!; pero sí le dije que era la de Logroño y me contestó: "¡Ah, bien!, ¿qué tal?" , me dio dos besos y PUNTO, PUNTO... Quiero decir que no dijo nada más. Estuve tentada de preguntarle quién pagó la factura de la clínica, qué tal estaba su cuñado, si su hijo había terminado la universidad, y si sabía algo de su amiga Vicky con la que nunca tuvo ningún "roce"..., pero decidí saborear el moscatelito con mis amigos. Llegué a la mesa partida de risa y convencida de que no se había enterado de quien era yo, pero al ratito ¡oh sorpresa! Manolo, "el hombre que solo habla por teléfono", se nos acercó y nos invitó a otra ronda. Eso sin hablar mucho más. Al irnos me dió otros dos besos y le prometí llamar en Navidad. Al final hablar con él por Navidad es una tradición más, como el turrón, el belén y los Reyes.

Manolo y yo en El Castillito. Chipiona 2011

Así pues, ya sabéis, cuando paséis por Chipiona no dejéis de ir al Castillito, me tráeis una botellita de moscatel pasa puro viejo y le dais recuerdos a Manolo de mi parte.