Las bicicletas son para el verano

Mi bicleta, mi cestita y yo

Hace muchos, muchos años, ¡vamos en el siglo pasado! mis padres me regalaron una bicicleta BH azul, por mi 14 cumpleaños.  Había aprendido andar en la calle con la ayuda de  mis vecinos. Nunca nos fuimos de excursión a ningún sitio con la bici, solo ibamos de arriba a bajo de la calle. Así pues nunca revivimos un "verano azul" de los de Mercero. 
Este año para mi cumple Rubén me regaló mi segunda bici, CON CESTA, pieza indispensable en mi nueva bicicleta. Y el domingo por primera vez me fui de paseo hasta la Grajera, eso si que era verano azul, 6 bicicletas 6, quedamos para ir hasta el pantano, iban varios expertos, alguna que otra novatilla y el "terror de los peregrinos" que era yo.
No recordaba que ir en línea recta fuera tan difícil. No sabía que era incompatible hacer dos cosas a la vez, tocar el timbre y sujetar el manillar (y eso que soy una chica). No había subido una cuesta en mi vida en bici, bueno el otro día en bici, en bici, tampoco fue, más bien subí la cuesta... con la bici. Mi bici es muy buena porque tiene frenos en las manos y en los pies... en el momento que veo peligro... ¡pies para qué os quiero! y ¡zas! ahí están ellos frenando.
Después del merecido descanso y de reponer fuerzas con unos bocatitas buenísimos que había hecho Susana y con una Coca Cola fresca, decidimos volver a casa. Ya de regreso, justo cuando acababamos de cruzar el tunel de la circunvalación y después de saludar a dos peregrinos y desearles buen camino, yo soy muy educada y no podré tocar el timbre, ni rascarme la nariz mientras sujeto el manillar, pero hablar si que puedo, vamos hombre, si no me da algo. Bien pues, lo dicho después de sonreir, desear buen viaje, mi bicicleta, que empiezo a pensar que tiene vida propia, se dirigió hacía el más joven de los peregrinos que si no llega a ser por lo ágil que era y el salto que dió lo "estampo" contra la pared del puente.

Esta ha sido mi primera salida, pero no la última, en cuatro días estoy dando saltos "extremos" con Miguel y sus amigos y en un mes a trabajar en bici... y sin atropellar a nadie. Pero claro digo en cuatro días, suponiendo que se me hayan pasado las agujetas, que ya me avisó Javi, que me iban a salir. ¡Qué sabio!

Cogiendo fuerzas para volver, ¡qué duro es ser ciclista! © Jaime

Postdata: A partir de este momento Perico Delgado, Indurain y Contador han pasado a ser mis idolos.