¡Aterriza como puedas!

Hay varias cosas a las que tengo miedo en esta vida:

1)  A los bichos. Me da lo mismo del tamaño que sean, desde una cucaracha hasta un elefante ¡hombre, también es verdad, que no acostumbro a ver elefantes por Logroño! pero si un día viera uno suelto, fijo que me asustaba.

2) Las películas de miedo japonesas. Esas en las que no hay sangre, no se les ve la cara porque van tapadas con pelo largo y lacio. Aún recuerdo el niño de la película "La Maldición" que creí ver una noche reflejado en el espejo de mi cuarto de baño. Como reptabaaaaaaaaa....  A Luisa, solo con que yo imite al niño ya le da miedo. Jeje. En fin, se terminó, os queda más o menos claro el miedo que me dan ¿verdad?. Pues a otra cosa mariposa (¿he dicho mariposa? ) Nooooo.

3) Y por último, tengo PÁNICO a los aviones. La verdad es que creo, que lo que tengo es vértigo y solo pensar en despegar y aterrizar, me pongo mala. Una vez que el avión está arriba, lo llevo un poquito mejor, así que propongo a los señores aeronáuticos que alarguen un poco las escalerillas hasta la altitud necesaria para que el avión no tenga que despegar desde el suelo, ¡qué me da mucha impresión!

Susana y yo rumbo a Lisboa, el fotógrafo también.

No he volado muchas veces en mi vida, he ido a Túnez, a Sevilla, a Paris, a Praga, a Viena, a Roma y el último vuelo fue a Lisboa. El primero fue con mis compañeros de Zaragoza en el viaje de estudios, así que como iba en cuadrilla y de risas pues no me enteré mucho y la vuelta aunque había turbulencias, como ibamos agotados, fue sentarnos en el asiento y quedarnos dormidos hasta llegar a Barcelona (¡eso mola mogollón!).  El vuelo a Roma, venía de Buenos Aires e iba a Bangkok, hacía escala en Madrid, donde lo cogimos y en Roma donde nos dejó. El avión es el más grande en el que he volado, tenía dos pisos y cuando aterrizó, todas las monjitas y curas que iban a ver al Papa, vamos digo yo, aplaudieron como locos.

En Praga había una tormenta horrible, horrible... pero horrible ... con rayos, truenos y centellas, eran las cinco de la tarde y parecía de noche. Retrasaron el vuelo un rato pero al final salió, pasando por los Alpes hubo unas turbulencias tremendas, (o a mí me lo parecían) Susana disfrutaba mirando por la ventanilla, y Rubén me hablaba y hablaba de no se qué,  hasta que le tuve que decir ¡calla y dejame sola con mis turbulencias!

Os aconsejo que cuando compréis billetes de avión os fijéis bien con que compañía voláis, por el idioma más que nada, al principio no lo valoraríes, pero es muy importante entender cuando dicen en su idioma: "señores pasajeros estamos cayendo en picado... vayan rezando lo que sepan. Agradecemos la confianza que han puesto en nosotros pero no les ha servido de nada. Muchas gracias".
Y lo digo por experiencia, no por decir, que quede claro,  porque a nosotros nos pasó algo parecido aterrizando en Franckfurt. Cuando ya casi pisabamos suelo, el avión volvió a subir y la azafata dijo en un perfecto alemán "bajenestrujenbajen" o algo parecido, puede que también lo dijera en otro idioma, pero ni en español, ni en latín, que lo estudié yo en el insti... y lo hubiera entendido. Rubén me intentaba tranquilizar diciendo que la azafata está sentada y tranquila, ¡ja, tranquila! ¿cómo lo sabía él?  Es más, si no pasaba nada, ¿por qué tenía Rubén un sudor frío en las manos? ¿por qué eh, por qué? Estuvimos 15 minutos sobrevolando el cielo alemán hasta que volvimos a aterrizar. ¡Venga hombre, no quieres aterrizar una vez, pues toma dos!

Otro consejo muy importante que os doy, es referente al tema de las fotografías. Si viajais en un avión con hélices, ni se os ocurra fotografiarlas, porque... "Lisboa 2005, iba yo agarrotada en mi asiento cuando Rubén me enseñó la foto que acaba de hacer a una de las hélices ¡estaba parada, no giraba!" . Vamos a ver como foto  es muy bonita, pero...  menudo susto". Estas "gracias" no estan hechas para mí. Así que lo dicho si sois muy susceptibles con estas cosas, dejaros de fotitos.

¿Da o no da mieditis?

Muy importante también saber si el avión es alquilado, porque tu puedes viajar en Iberia por ejemplo y el avión ser de una compañía extranjera. Y que más da, os preguntaréis, pues mucho, os respondo yo, porque si el avión es holandés, un miembro de las fuerzas de seguridad del estado no podrá llevar su pistola dentro del avión, la normativa española lo permite pero la holandesa no, y hay que andar llamando a Holanda preguntando "Oye ¿qué si este puede llevar la pistola?" "Dile que no, que la hubiera facturado", "pues que dice que él la quiere llevar", "pues hemos dicho que no" y a lo mejor el señor se enfada, se quiere bajar del avión y todos a buscar la maleta a la bodega. (No se si fue exactamente así la conversación, no estaba presente, pero Nando y Luisa seguro que saben como fue):

Si me muriera viajando en un avión tendrían problemas para meterme en el ataud. Porque debería de tener forma de asiento. Yo llegó, me "pego" al asiento, cual Loctite del bueno a los dedos, agarro los reposabrazos como si se fueran a escapar y ya no me muevo hasta que hemos aterrizado; con deciros que en la vida he visto el lavabo de un avión.

Todo este rollo que os he soltado, es porque esta semana que viene tengo que coger un avión, miento dos, uno de ida y otro de vuelta, una vez más Susana, Rubén y yo usaremos el medio de transporte más seguro del mundo para ir a ver a Agustín y Jaime. Fijo que la víspera hay alguna noticia referente a algún suceso de aviones, siempre me ocurre. Pero está vez me voy a tomar una pastillita que me ha dejado David, aunque con lo poco de va a durar el vuelo, creo que cuando me empiece a hacer efecto ya habremos llegado... pero cada uno... ¡aterriza como puede!


Nota informativa: El porcentaje de muertos en un avión en 0,3 milesima de muerto por cada millón de viajes de avión. Maldita la gracia que me tocara a mi ser la milesima.